Thursday, February 26, 2009

Montañas


Hace casi ocho años, cuando me mudé aquí para asistir a la universidad, una de las primeras cosas que noté a mi alrededor fueron las montañas rocosas. Nunca habia visto nada así en mi vida. Claro, había visto fotografías, pero ellas nunca le hacen justicia a lo que representan.
No lo voy a negar, al principio las montañas me intimidaban. Son tan imponentes y gigantescas que me hacían sentir diminuto en comparación. Y es que en mi país las montañas son pequeñas y con una estructura un poco más amigable; con mucha vegetación, y con bordes redondeados. Aquí es otra historia. Las montañas a veces parecen tocar el cielo, especialmente cuando nubes anidan en ellas; y por las noches son una sombra que amenaza a cualquiera que no está familiarizado con ellas.
Sin embargo, no hay nada como el sentimiento de frescura que viene al verlas por la mañana, y la calidez que se siente cuando los rayos del sol emergen del cañón que se forma entre ellas. Al atardecer, esos mismos rayos de sol pintan de purpura y carmesí las nubes que flotan sobre ellas. Cuando llega el otoño, las montañas se visten de rojo, naranja, y oro; indicando que el invierno se acerca.
Después de las primeras nevadas, el blanco que las cubre inspira virtud y pureza, e invitan a cualquiera a subir y jugar en ellas. Pero por más frío que haya sido el invierno, siempre se visten esperanza al llegar la primavera; ese verde que indica vida y que inspira a seguir adelante.
Definitivamente las voy a extrañar al tener que partir....

No comments:

Post a Comment